PassivHaus, construccion pasiva

La utilización de un gran espesor de aislamiento térmico, que combine su bajo coeficiente de transmisión térmica con una inercia térmica del cerramiento elevada. La inercia térmica de los materiales utilizados en la construcción permite mantener la temperatura más estable a lo largo del día en los espacios interiores habitables.

En periodos cálidos (verano) los materiales que presentan una elevada inercia térmica almacenan el calor durante el día y lo liberan, en menor cuantía, horas después, por la noche, cuando realmente es necesario. Envolvente fuertemente aislada con estratigrafía (diferentes capas que conforman el cerramiento) que propicien la amortiguación de la onda térmica y generen un desfase horario elevado.

Los puentes térmicos son puntos de discontinuidad en el aislamiento de la envolvente (puntos débiles) a través de los cuales se pierde calor. Si la envolvente no se diseña adecuadamente pueden ser detectados a través de termografías. Detectar y diseñar estos puntos es de vital importancia si se quiere conseguir una Casa Pasiva. Subsanarlos, llegado el caso, es necesario para evitar posibles patologías (condensaciones) y reducciones en el consumo energético.

Como uno de los elementos que componen la envolvente, son captadoras de energía solar y su incorrecto sellado en el plano de hermeticidad provocan una importante pérdida energética. Las ventanas también ocupan uno de los criterios a tener en cuenta dentro de los criterios de PassivHaus. Recurrir a triple acristalamiento, bajas transmitancias y una correcta instalación puede ahorrarnos pérdidas costosas de calor.

Se deben de dimensionar adecuadamente para que el sol pueda calentar la vivienda en invierno (ganancias solares) y hacer un buen control solar en verano para evitar sobrecalentamientos.

Otro de los aspectos fundamentales en el modelo PassivHauss es la hermeticidad. Lograr que la envolvente de la edificación, partes ciegas del cerramiento (opacos), carpinterías y pases de instalaciones, así como las juntas de transición entre estos, sean lo más perfectos posible es de vital importancia para que la renovación del aire interior (ventilación) se realice de manera controlada, tanto en tiempo como en cantidad. Así garantizaremos que no entra aire del exterior de manera incontrolada (aire frio) a la vez que no se escapa aire del interior (aire caliente), provocando la renovación de aire de manera consciente a través del sistema de ventilación elegido. Todo lo que no es ventilación (entrada de aire controlada) es infiltración y sobre la infiltración no se puede actuar, solo eliminarla.

Finalmente, el último punto hace referencia a recurrir a un sistema de ventilación mecánica con recuperación de calor de alto rendimiento, que permite renovar el aire interior recuperando entre el 80 y el 90% de la energía calorífica que ya está en el aire del propio inmueble. El aire limpio (y frío) que entra a la vivienda gana temperatura gracias a la que le cede el aire viciado (y caliente) que debe de ser extraído de la misma. Con este intercambio de calor reducimos las pérdidas energéticas por ventilación, que la Agencia Internacional de la Energía llega a cifrar hasta en un 30% de las necesidades globales de calefacción de una vivienda.